En el mundo de la consultoría ambiental es usual enfrentarse a ciertos desafíos operacionales que son particularmente estresantes al manejar datos geoespaciales. Estoy hablando específicamente de cuando uno debe tratar con datos históricos que fueron manejados por diferentes personas en el tiempo y, por lo mismo, se encuentran en diferentes formatos, sistemas de coordenadas, entre otras particularidades. Esto, junto con la presión por entregar resultados en un plazo razonable, se convierte en un obstáculo real a la hora de generar productos de forma rápida con lenguajes como Python o R.
Esta experiencia nos confirma algo clave: no basta con tener la mejor tecnología o un equipo de alto nivel; se necesita una cultura de orden, trazabilidad y protocolos claros.
Por eso, la publicación del "Manual para la utilización de la geoinformación en el proceso de evaluación de impacto ambiental" por parte del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) es mucho más que una actualización técnica. Es el catalizador que necesitábamos para ordenar nuestros procesos y enfocarnos en lo que realmente importa: el análisis geoespacial de calidad.
Lo primero que celebramos es el foco en la estandarización. El manual establece reglas claras y unificadas para la entrega de información geoespacial, terminando con la ambigüedad que a menudo nos obligaba a "adivinar" el formato ideal.
Ahora sabemos exactamente qué esperan: archivos shapefile en Datum WGS84 (UTM). Simple, directo. Ya no hay que andar probando formatos o sistemas de coordenadas distintos según el proyecto. Lo que entregamos es directamente compatible con los sistemas del SEA, sin conversiones de último minuto ni correcciones de formato.
Pero quizás lo más útil son las plantillas y el diccionario de datos. Antes teníamos que armar las tablas de atributos desde cero, preguntándonos si el campo se llamaba "nombre" o "NOMBRE" o "Nombre_Especie". Ahora el manual te dice exactamente qué campos esperan, cómo se llaman y en qué formato. Es un detalle pequeño, pero que ahorra horas de trabajo y evita idas y venidas con observaciones.
Y finalmente, el manual deja claro todo el proceso: desde que subes la información hasta que se valida y se considera en el ICE. Ya no hay que adivinar en qué etapa del proceso está tu información o qué falta. Por fin tenemos certeza técnica y jurídica.
Para nosotros, los consultores, esto se traduce directamente en eficiencia. Menos tiempo dedicado a corregir formatos es más tiempo para el análisis de fondo, que es donde realmente aportamos valor.
Este manual no es un documento aislado. Es la materialización de compromisos internacionales de alto nivel, principalmente el Acuerdo de Escazú. Este tratado, promulgado en Chile en 2022, busca garantizar tres pilares: el acceso a la información, la participación pública y la justicia en asuntos ambientales, y el manual es una herramienta clave para hacerlos realidad.
Desde mi perspectiva, este manual representa un salto cualitativo. Reconoce que la geoinformación no es un simple anexo, sino un componente central y estructurante del análisis ambiental. Nos permite pasar de la entrega aislada de datos a la construcción de un sistema de información ambiental integrado y dinámico.
Y aunque suene a lugar común, esto nos beneficia a todos. A nosotros como consultores, porque finalmente tenemos claridad sobre qué esperan y cómo estructurar nuestros entregables. A las autoridades, porque pueden evaluar proyectos de manera más consistente y rápida. Y quizás lo más importante: a las comunidades y al público en general, porque ahora tienen acceso real a información geoespacial que antes quedaba enterrada en formatos incompatibles o documentos técnicos inaccesibles.
Este es un paso firme hacia una evaluación ambiental más moderna y participativa. Es, sin duda, una excelente noticia para quienes trabajamos día a día en la intersección entre el territorio, el medio ambiente y los proyectos de inversión.
📋 Para consultar el manual oficial:
Manual para la utilización de la geoinformación en el proceso de evaluación de impacto ambiental - SEA